Diario literario

Diario literario

Siempre me he preguntado si escribir un diario o un relato espontáneo es literatura. Lo cierto es que tal afirmación puede constituir un atentado respecto a las obras cumbre, pero la frontera puede resultar sutil. Por tanto, ¿cómo distinguir la literatura de aquella manifestación escrita que no lo es?

Para mí, la clave está en las formas. Si se escribe cuidando los detalles, el vocabulario, con pretensión de deleite e intención de pulir cada expresión; tal vez se roce la literatura. En cualquier caso, puede ser demasiado pretencioso erigirse a uno/a mismo/a como escritor/a sólo por escribir… pero el caso es que cualquiera puede redactar una historia, publicarla y captar a un grupo de lectores…

En realidad, algunas historias que se han convertido en best-sellers, como la mayoría de libros de Ken Follet, Barbara Wood o Paulo Coelho podrían considerarse como sencillos relatos complejos, realidad dentro de la ficción o sucesos ficticios… y el caso es que ellos escribieron… en algún momento sólo por gusto de escribir…

Desde luego, los anteriores son genios del arte, por lo que sería imposible siquiera tratar de igualarles; pero puede que escribir por el simple placer de hacerlo funcione como terapia para muchos de nosotros. De hecho, los protagonistas pueden ser personas de a pie, sencillas, con sus problemas mundanos, sus risas y sus proyectos.

Tal vez la protagonista esta vez sea la vecina enigmática que vive en la casita de la esquina. Todos creen que es simplemente sosa, pero quienes conocen su mundo interior saben que es capaz de emplear el ingenio con gran eficacia; por no hablar de sus juegos de palabras y su carácter divertido en la protección del hogar. Es florista, pero estudia para convertirse en abogada. Tiene intención de defender sus ideales y también las convicciones de otros. Y tiene una hermana…

La hermana es un ser especial, porque su debilidad física la ha llevado a traspasar el umbral de la inteligencia. Durante toda su vida se ha dedicado a la investigación y está a punto de descubrir un producto que evitará la obesidad… tan a punto, que ha generado un gran interés entre las compañías farmacéuticas y la industria alimentaria. Su marido no sabe a qué se dedica y cree que se define a sí misma como ama de casa… pero la verdad es otra. Evidentemente, parece inofensiva; pues, a simple vista, lo único que  pretende es crear una galleta adelgazante; pero… ¿lo es?

En fin, desde la humildad máxima, se podría tal vez crear una historia a partir de aquí… así que la pregunta es… ¿habría lectores interesados en saber qué ocurre?

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