Quisiera soñar con el Premio Planeta

Quisiera soñar con el premio Planeta

Con toda la humildad del mundo, quisiera soñar con el Premio Planeta. Para todos los amantes de la literatura, el premio en cuestión figura en la mente como un tributo especial al talento más puro; no sólo por su dotación económica (600.000 EUR), sino también por las posibilidades de futuro que entraña.  De hecho, ganar el Planeta podría compararse con una jornada de puertas abiertas… con la evidente apertura hacia las editoriales, la promoción, la traducción a varias lenguas y la venta indiscriminada de ejemplares; todo ello sin olvidar la satisfacción personal por el esfuerzo.

Ni siquiera es posible atreverse a soñar, pero resultaría curioso entrar a «cotillear» en la mente del recién galardonado Eduardo Mendoza, sobre todo para comprobar cómo se planteaba él  hace un año, tal vez por estas fechas, el propósito sublime de optar a tan honroso premio.

Nada se sabe a ciencia cierta, pero es bastante probable que su desazón inicial dejara pasar a esa inspiración necesaria para vislumbrar ya lo que iba a ser su «Riña de Gatos, Madrid 1936«.  Y es que la mente de un ganador de Premio Planeta necesariamente ha de operar de una forma especial, como se pudo comprobar en la presentación oficial del libro.

Ahora bien, tal vez resulte interesante pensar en  cómo llegó a cocerse la obra en la vida cotidiana de su autor, dado que él mismo ha indicado recientemente en una entrevista para un conocido periódico de tirada nacional que un libro es fruto de «reflexiones, anécdotas, influencias, curiosidades…» y de la constancia, en resumen y según sus palabras.

En definitiva, se podría imaginar que los acontecimientos que le afectaron se transcriben como sigue:

Noviembre 2009: A Eduardo Mendoza empieza a rondarle por la cabeza la idea de escribir una novela con toques de humor y basada en el inicio de la guerra.

Diciembre 2009: Sí, se decide, como él mismo comenta, «los temas están ahí».

Enero 2010: Empieza a escribir, aún no se plantea muy bien cómo… pero cabe empezar a empezar.

Febrero 2010: La historia tiene un principio, Madrid 1936

Marzo 2010: Se enfrasca en la historia, la vive, la siente, ríe con los personajes, los hace suyos, disfruta, transmite…

Abril 2010: Revisa datos, perfila, gran parte ya ha tomado forma, se recrea, se emociona… aquello ya es una historia.

Mayo 2010: Ahora es momento de ir pensando en algo concluyente, en un terminar de expresar… en una revisión profunda, tal vez en una copia de algunos fragmentos de viaje a casa de alguien de confianza que aporte impresiones…

Junio 2010: Probable entrega, suerte echada y esfuerzo concluido para su consiguiente apreciación; pero sobre todo, satisfacción por las largas noches de redacción ensimismada en las que, además, hubo placer y entusiasmo, gusto por la escritura… pasión.

Octubre 2010: cóctel de compensación, Premio Planeta. Sublime, intenso, merecido, oportuno… mejor.

Por supuesto, todo esto es un suponer; pues es bastante probable que nada de esto tenga sentido para Eduardo Mendoza, tal vez lo haya vivido de manera totalmente distinta .. o puede que sí se sienta identificado con algunos comentarios… pero si fuera tan fácil conseguirlo como relatarlo… Sólo quedaría por decir: enhorabuena. Enhorabuena a Eduardo Mendoza.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *