El libro “Los gigantes de la luna” fue realizado por Gonzalo Moure en la editorial Luís Vives, en 2003. Este ejemplar es muy reconocido dentro de la literatura juvenil, y por ese motivo, se lo suele aconsejar a los chicos de diez años para arriba.
La historia narra alrededor de un pequeño de tan sólo once años que se llama Pablo. Él disfruta de una vida muy cómoda sin ningún sobresalto. La única contra que tiene es que está bastante encerrado en sí mismo. A causa de este motivo, el padre decide llamarlo “el caracol mutante”. Un día, de repente, aparece Naísma que es una niña sagarui que procede de un campamento de refugiados. Esta chica le contará el secreto de los gigantes de la luna. A diferencia de lo que el creía, que era un barco repleto de capital, esta verdad consistía en otro aspecto.
Lo curioso de esta niña es que fue adoptada por los padres de Pablo con una previa consulta hacía él. Sin embargo, el joven no aprobó la idea de que haya una nueva mujer en la casa, sino que lo que sí había aceptado era la incorporación de un hermano. Esta chica tenía una sonrisa preciosa, unos ojos negros y el pelo con brillos rojizos.
A los pocos días después de que volvieron con la pequeña, Camilo, el padre de Pablo, se reunió con Ana, su esposa, para conversar. El motivo de esta reunión fue explicarle que Naísma tenía una rara enfermedad que aparecía y desaparecía, aunque era muy grave. En ese instante se le comenzaron a llenar los ojos de lagrimas a Ana, como si fuera su propia hija de sangre y la conociera desde que nació.
Luego en el desenlace, Naísma se termina curando de esa problemática que le venía complicando la vida. El malestar desapareció de la misma manera en la que surgió. Sin ningún aviso previo.
